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“Los alcaldes descubren que invertir en patrimonio es también fuente de riqueza”

“Los alcaldes descubren que invertir en patrimonio es también fuente de riqueza”

O 29 de xullo de 2018 publicouse en La Voz de Galicia na súa edición local de Carballo un extenso artigo sobre o aproveitamento e protección do patrimonio comarcal. Nel faise referencia á intensa loita social na que esta asociación estivo moi implicada para que cousas hoxe normais puidesen ser postas en valor e outras que aínda continúan á espera da chegada do seu momento.

Reproducimos parte do artigo e incluímos link do mesmo: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/carballo/2018/07/29/alcaldes-descubren-invertir-patrimonio-fuente-riqueza/0003_201807C29C1992.htm

Entre el ya célebre «as pedras non se comen» del entonces alcalde Alejandro Rodríguez, y que su mismo Concello, el de Vimianzo, decidiese invertir dinero en excavar un castro, comprar un dolmen y ahora dos fincas para ampliar acceso al Castillo, han pasado apenas 10 años. Pero en ese tiempo se ha producido -en parte, todavía queda camino por recorrer- un cambio de mentalidad, de visión política y económica que está llevando a varios gobiernos municipales de la zona a invertir en patrimonio. Lo hacen fundamentalmente al abrigo del éxito del Camino y de como esa proliferación de visitantes se está traduciendo en apertura de negocios turísticos, sobre todo alojamiento -ahora están de modo las viviendas de alquileres cortos- y en que esta actividad palíe la rampante pérdida de empleos en los sectores primarios.

El de Vimianzo es el caso más llamativo, porque cuenta con una estrategia clara al respecto, mucho patrimonio a conservar y también cierta disponibilidad económica, pero hay varios ejemplos más. Cabana compró en marzo por unos 40.000 euros la torre la Penela, en la que el grueso de lo que se conserva es del siglo XVII y que ahora quiere hacer visitable para los vecinos, más que nada porque está prácticamente en ruinas, pese a su declaración BIC que viene de 1994. Incluso sin salir de Bergantiños, el Concello de Ponteceso acaba de subastar por el edificio de la Fundación Torres Pujales y se lo ha quedado por 113.000 euros, y hay algunos casos más, incluso de patrimonio natural, como los de las carballeiras de Baio (Zas) y Berdeogas (Dumbría).

 

A todo ello hay que sumar rehabilitaciones, actividades de animación, recreaciones históricas, visitas guiadas,… En definitiva, se ha producido un cambio de dinámica en el que se entrevé que el patrimonio, la cultura en definitiva, es una parta importante para generar actividad económica a través del turismo y nadie quiere perder el tren.

Ahora bien, toda este corriente llega después de un puñado de entidades y particulares que llevan decenios predicando en el desierto y dándose de bruces con las puertas de la administración.

El que fuera concejal de Vimianzo, Moncho Gándara, y el presidente do Seminario de Estudos Comarcais Costa da Morte, Xosé María Lema, hacían ayer un somero repaso por esas batallas: Castillo de Vimianzo, Batáns do Mosquetín, Torres do Allo, Parque do Megalitismo, Penedos de Pasarela y Traba… Lema incluso cita nombres de directores de Patrimonio y técnicos destacados: Raquel Casal, Iago Seara, Ángel Sicar, Felipe Senén,… casi como si fueran familiares, por la cantidad de veces que tuvieron que lidiar con ellos, muchas veces sin éxito y otras con mayor fortuna. Por ejemplo, de Felipe Senén, considera que fue la «persoa salvadora» de los Batáns, uno de los casos que utiliza como ejemplo de «case 20 anos da nosa vida teimando», la suya y la de otras personas que cita como principales impulsores, «porque en Vimianzo había un momento asociativo bastante forte». Recuerda, por ejemplo, la limpieza reivindicativa del día de los Inocentes de 1991 impulsada por Gándara, pero sobre todo incide que desde que empezaron en pelear por los batanes en 1983 hasta que ahora están razonablemente bien gestionados por el Concello han pasado infinitos avatares. Lema incluso resalta un caso más sangrante, «o do Batanciño, que levou 19 anos», cuando se trata solo de una maqueta que la familia Ces, de antiguo batanero de Lousame cedió y que pasó todos esos años guardada en el Forno do Forte antes de llegar a su destino.

Las quejas fundamentales de esta gente que en su día peleó por lo que hoy quien más quien menos ve evidente, van hacia las administraciones, particularmente hacia alcaldes sin sensibilidad alguna al respecto o la Xunta que, por ejemplo, lleva desde el 2011 para articular un plan mínimo de valorización de los Penedos.

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